¿Organizaciones como Familias? Por favor no.

«Somos una gran familia». Esa es una de las frases más recurrentes en la gestión de las organizaciones latinoamericanas. Personalmente, más que una aspiración, es una terrible realidad y peor aún cuando quiere reforzarse. La organización como familia representa el problema No. 1 en Gestión del Capital Humano y del Desarrollo Organizacional. Hay muchos problemas de la dinámica familiar que se replican actualmente en las organizaciones y que atentan directamente contra el crecimiento y la adaptabilidad de una organización.

En las familias muchas veces hay mayor preferencia por un miembro respecto al otro, al punto de ser más «benevolentes» con uno y no con el otro frente a una misma situación. En muchas organizaciones también pasa lo mismo, cuando se decide premiar o sancionar considerando primeramente la afinidad y no los méritos concretos o resultados productivos.

En muchas familias, obedeciendo más al impulso que a la reflexión, un padre hace odecide literalmente lo que quiere y a los otros miembros de la familia no les queda otra más que tolerar esos comportamientos. Incluso, por encima de comportarse de acuerdo a lo correcto, en algunas familias es preferible comportarse de la manera en que le gusta al padre. En muchas organizaciones también pasa lo mismo, por medio del abuso de la autoridad por sobre lo normado y mediante acciones para satisfacer al jefe y no a la organización, deteriorando los procesos decisionales y la identificación con la organización y sus objetivos.

En muchas familias, la manipulación emocional y la mentira son acciones toleradaspara ganarse el favor del padre o de la madre en una situación de conflicto. En muchas organizaciones también pasa lo mismo, por medio de los rumores de pasillo, el desprestigio y el chantaje para tener la fuerza de la autoridad a su favor, distorsionando la calidad de las decisiones y la manera en que se resuelven los conflictos en la organización.

En muchas familias, la agresión física o psicológica entre miembros no es sancionada o, cuando lo es,  no necesariamente es con proporcionalidad. En muchas organizaciones también ocurre lo mismo, cuando se deja pasar por alto el maltrato entre compañeros o la falta a las obligaciones, deteriorando fuertemente el  compromiso de los trabajadores con la organización. Más indignante es cuando la sanción para el agraviante es desproporcionadamente mínima al perjuicio del trabajador agraviado y su esfuerzo por esfuerzo por hacer frente la denuncia.

Asociado con lo anterior en muchas familias los más débiles o vulnerables experimentan abuso y guardan silencio. En muchas organizaciones también se empiezan a «pasar por alto» los abusos por temor a perder el trabajo o empeorar sus condiciones. Así los trabajadores de una gran familia, terminan subsidiando la mediocridad de una gestión organizacional.

Finalmente, hay familias en donde la cosa es tan terrible, que algunos pasan más tiempo con la familia del vecino o en otro grupo porque buscan sentirse «en familia». Quizás muchos de ellos también buscan eso con tu organización.

La organización no puede ni debe ser una familia. En las organizaciones la afinidad debe ser neutralizada con el respeto, las decisiones de la autoridad deben ser equilibradas con procedimientos objetivos de información y análisis, los derechos tienen que ser balanceados con los deberes, la negligencia y el abuso con procesos de resolución de conflictos que sean justos y refuercen el sentido de pertenencia de un trabajador con su organización.

Si quieres seguir perdiendo dinero, o dejar de cumplir tus metas estratégicas, sigue tratando y protegiendo a los trabajadores como una familia. Si quieres crecer, entoncestrata a las personas de tu organización como una comunidad en constante proceso de fortalecimiento.

La decisión es tuya: tu trabajo en tu oficina, tu familia en tu casa.





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