La vida da vueltas, se ve lo mismo pero se entiende de otra forma…Cacerolazos en el Barrio Alto, Increíble.
Chile tiene desde hace tiempo una decisión que tomar para saltar al desarrollo. Su estructura antigua, centralizada y tradicional de poder está llegando a la frontera de la eficiencia. Chile es un país que no puede crecer más porque su clase dirigente ya se enreda dentro de sus conflictos de intereses, como una desagradable herencia genética de una endogamia del poder, siguiendo todos el mismo camino, con músicas diferentes.
El que los estudiantes hayan puesto en jaque el día de hoy a un gobierno de tradición republicana no es poca coincidencia y tiene un espíritu claro: el modelo de tener gente ignorante, vulnerable a las asimetrías de información que tanto enriquecen a los bancos, las farmacias, los seguros y otros está colapsando, como en el resto del mundo. Para estos chicos que acceden con facilidad a la información el «orden interno» huele a ordinariedad, las palabras de los políticos no se creen porque la contrastan con toneladas de información en la palma de la mano, son conscientes del costo de oportunidad de estar en aulas perdiendo el tiempo, son organizados para exigir sus derechos en las calles, son mucho más de lo que eran sus padres a los 25 o 30 años.
Estudiantes inteligentes, consumidores más «vivos» o «avispados», trabajadores más conscientes de sus derechos no se condicen con Empresarios en Cargos Públicos, Parlamentarios que no acuden al Parlamento, Una concertación envejecida y aturdida o un gobierno que aún no termina de evolucionar y sigue siendo una alianza electoral.
Todo ello genera un costo para el país, un quiebre entre lo que se dice y lo que se hace, un descenso de la gobernabilidad, un peligro para las instituciones en Chile, las mismas que se construyeron con sacrificio, dolor vidas y malos recuerdos.
Un profesor me contó que en el 73 les tiraban maíz a los militares, en esos días de cacerolazos….ahora, entre cacerolazos quizás no sería sorpresa que les tiren maíz los políticos, para que se atrevan a dar el gran paso.