Recuerdo en Chile, año 2005 en que emiti mi opinión sobre la reduccion del periodo presidencial de 7 a 4 años y sin reeleccion. Me dieron la razón pero ya se había tramitado la ley. El resultado es que la gobernabilidad de Chile es cada vez mas costosa de mantener, tanto social como económicamente.
Mi humilde opinión profesional es que, al mas fiel estilo de quien falla un tiro al borde del área, Chile se perdió su ascenso al primer mundo por esa medida.
¿La razón? Porque durante el primer y último año de gobierno no se ejecutan políticas. Esto significa, que independientemente de lo que dure un gobierno, a cualquier nivel, hay dos años en que no hace mucho. Por lo tanto, cuando se reduce un gobierno de 7 años a 4 años en realidad se está reduciendo la capacidad de un gobierno de implementar políticas publicas de 5 años a 2, ¡Menos de la mitad!
¿Qué desencadena? Acciones de corto plazo, maquillaje infraestructural, mayor inestabilidad al interior de los partidos gobernantes y gobernados pero sobretodo disminución de la posibilidad de atender temas estructurales, resolver problemas públicos cuya resolución es de largo plazo.
Las iniciativas de eliminar la reelección municipal y regional en Perú atienden la problemática de las ventajas que tienen las autoridades cuando postulan a reelección, reduce la posibilidad de contar con clanes familiares que dominan una zona del país o incluso el país entero. No obstante el costo es demasiado alto por las razones anteriormente mencionadas. En la práctica se perdería toda posibilidad de desarrollar políticas públicas estructurales para Regiones que aún tienen instituciones en proceso de formación.
La competitividad, la estructura productiva, la mancomunidad de regiones o de municipios, la educación, la salud, el medio ambiente…todos ellos temas de largo plazo, en países donde las hojas de ruta se pierden con el tiempo, donde lo que queda en el papel no cobra posteriormente vida; en este contexto implementar una Ley de este tipo es dejar la descentralización a merced de clanes que ni siquiera llegarían a ser movimientos políticos, es entrar a un círculo vicioso de profecías autocumplidas.
Se quiere matar una mosca con un tanque de guerra. Para controlar los temas de nepotismo o de desventaja electoral hay mecanismos precisos que cada vez más van influyendo sobre los procesos electorales. Esta iniciativa, de excesivo sentido común, nos puede dejar en un estado de desorden y poco rumbo y hacernos retroceder más de lo que creemos en un plazo del que ni nos imaginamos.
Por otra parte, al no existir una estructura de partidos políticos, uno de los supuestos de los sistemas democráticos, regiones y distritos sin reelección sería una pugna de individuos y no de ideas, una cadena de efectismos más que debate. En cambio, el contar con un grupo de poder, aún considerando todos los riesgos que puede tener, brinda estabilidad en la ejecución de políticas, ejecución que va a ser cada vez más compleja de gestionar en la medida en que se acaben las políticas públicas basadas en infraestructura y se tenga que empezar a resolver los problemas sociales.
Es importante que se haga un debate más amplio con respecto a este proyecto de Ley. Ya ocurrió algo similar una vez en otro país, no tiene por qué pasar por acá.